Se cumplieron los pronósticos y la selección anfitriona alcanzó la final, no sin pasar apuros ante una agerrida Uruguay.
Partido lento y muy trabado en el centro del campo, donde la canarinha dependia de la imaginacion de sus atacantes, que tampoco encontraban muchos huecos ante la defensa uruguaya, muy bien plantada y muy segura en todo el encuentro, excepto su portero, Muslera protagonizó algunos fallos pero en el segundo gol de Brasil, dudó en la salida y provocó un remata muy franco a escasos metros de la meta que propició el gol de la victoria brasileña, a dos minutos del final.
Uruguay nunca se dió por vencida, superior en la primera media hora de juego donde además erró un penal, Forlan dió demasiadas pistas a Julio Cesar sobre donde iría dirigido el lanzamiento y el portero pudo despejar. Los uruguayos se vinieron abajao y encajaron un gol, obra de Fred en los últimos instantes de la primera mitad, aún así los celestes salieron con muchas ganas en la segunda parte y fueron capaces de empatar merced a Cavani que además realizó un partido soberbio tanto en ataque como en defensa donde tapó una y mil veces las subidas de Marcelo.
Brasil llega a la final con una apuesta muy pobre de fútbol, Scolari debería replantearse si este es el estilo que quiere la canarinha para alzarse con el campeonato del mundo el próximo verano.
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